No voy de la gloria en pos
ni torpe ambición me afana,
y al nacer, cada mañana,
tan sólo le pido a Dios:
casa limpia en que albergar,
pan tierno para comer,
un libro para leer
y un Cristo para rezar.
Que el que se agita y afana
nada encuentra que le llene,
y el que menos necesita,
tiene más, que el que más tiene.
Quiero gozar sin pasión,
esperar sin ansiedad
sufrir con resignación
morir con tranquilidad,
viví como un peregrino,
que, olvidando sus dolores,
pasó cogiendo las flores
de los lados del camino;
cantando he dejado atrás
la vida que recorrí;
pedí poco y tuve más
de lo poco que pedí;
que si nadie me envidió
en el mundo necio y loco,
en ese mundo tampoco
he envidiado a nadie yo.
He resuelto no correr
tras un bien que no me calma;
llevo un tesoro en el alma
que no lo quiero perder,
y lo guardo porque espero
que he de morir confiado
en que se lo llevo entero
al Señor, que me lo ha dado.
J. M. Peman. "La vida sencilla".
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